39 Days to Mars. Análisis para Nintendo Switch

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TaramaJuan

39 Days to Mars es una aventura de puzles y exploración desarrollada por It’s Anecdotal que combina humor británico, estética victoriana y cooperación. En este título, los jugadores se embarcan en el HMS Fearful, una nave a vapor diseñada por dos excéntricos caballeros del siglo XIX: Sir Albert Wickes y el Honorable Clarence Baxter. Su objetivo es claro, pero absurdo: llegar a Marte en una máquina impulsada por carbón y té.

Desde su concepto, el juego propone una experiencia íntima, pensada para disfrutarse en modo cooperativo local. Su encanto radica en los pequeños detalles y en la interacción entre los protagonistas. La historia, aunque breve, está impregnada de ingenio y momentos cómicos que recuerdan a las novelas de aventuras clásicas, pero con un toque de humor seco y situacional.

 

 

A pesar de su aparente sencillez, 39 Days to Mars es un título que pone a prueba la coordinación y la comunicación. No es un juego de acción ni una aventura trepidante, sino un viaje pausado, lleno de desafíos que exigen sincronización entre ambos jugadores. Cada rompecabezas requiere precisión, paciencia y un poco de sentido del humor.

Aunque su duración es corta —se puede completar en unas pocas horas— su diseño fomenta la rejugabilidad. Existen logros y situaciones alternativas que animan a repetir la aventura. Sin embargo, su experiencia varía notablemente si se juega en solitario, algo que lo hace más desafiante, pero también más frustrante.



 

Jugabilidad en 39 Days to Mars

 

 

La jugabilidad de 39 Days to Mars se basa en la resolución de puzles en escenarios cerrados y la cooperación entre dos personajes. El juego mantiene una estructura lineal y sencilla: los protagonistas enfrentan diferentes problemas mecánicos, domésticos o absurdos durante su viaje espacial. Cada obstáculo requiere una solución basada en la lógica, la observación y la coordinación.

El título ofrece dos modos principales: cooperativo local y modo individual. En cooperativo, cada jugador controla a uno de los dos caballeros, manejando diferentes aspectos de cada rompecabezas. Este enfoque crea una dinámica divertida, ya que ambos deben comunicarse para sincronizar movimientos y resolver tareas aparentemente simples, como preparar té o pescar una llave.

 

39 Days to Mars

 

En cambio, jugar en solitario cambia radicalmente la experiencia. El jugador debe manejar a ambos personajes al mismo tiempo, lo que convierte las tareas en ejercicios de coordinación mental y física. Esta modalidad puede ser extenuante, ya que muchos puzles están diseñados con el trabajo en equipo como núcleo. Aun así, ofrece una sensación de logro mayor al superar los desafíos.

El ritmo del juego es pausado. No hay combates ni enemigos, sino eventos fortuitos que interrumpen el viaje. Averías en la nave, escapes de vapor o ataques de criaturas espaciales introducen variedad, aunque todo se reduce, una vez más, a resolver rompecabezas. Este diseño, aunque simple, funciona perfectamente dentro del tono humorístico y relajado del título.

 

 

Sin embargo, algunos segmentos rompen la fluidez del conjunto. Las secuencias de tareas domésticas, como preparar comida o mantener la caldera activa, se repiten con demasiada frecuencia y pueden volverse tediosas. Aun así, el juego logra mantener su encanto, especialmente cuando se disfruta en pareja.

 

 

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Mecánicas de 39 Days to Mars

 

 

Las mecánicas de 39 Days to Mars son el corazón de su propuesta. Se basan en puzles físicos y visuales, diseñados con ingenio y cierta dosis de caos. Cada uno requiere manipular objetos de manera poco convencional. A menudo, el juego obliga a coordinar movimientos con precisión milimétrica, lo que puede generar momentos tanto de frustración como de risa.

Un ejemplo temprano es el rompecabezas de la caña de pescar. Parece simple, pero se convierte en un desafío de coordinación fina. En cooperativo, un jugador controla el movimiento horizontal, mientras el otro controla el vertical. Solo trabajando juntos se logra el objetivo. Esta mecánica se repite con variaciones a lo largo del juego, explorando nuevas formas de colaboración.

 

 

39 Days to Mars

 

A medida que avanza la historia, los jugadores deben reparar la nave, enviar mensajes en código Morse, realinear cables o manejar extraños dispositivos de vapor. Cada reto ofrece una sensación artesanal. No hay tutoriales extensos ni instrucciones claras, lo que obliga a los jugadores a experimentar y aprender a través del error. Esta falta de guía puede ser frustrante, pero también contribuye al encanto del juego.

El diseño de puzles fomenta la comunicación. Rara vez se puede avanzar sin discutir estrategias o coordinar acciones. El juego recompensa la sincronización y penaliza la improvisación caótica. En solitario, esto se traduce en una experiencia más exigente, casi como tocar el piano con ambas manos mientras se resuelven problemas lógicos.

 

 

Apartado audiovisual en 39 Days to Mars

 

 

El apartado audiovisual de 39 Days to Mars es uno de sus mayores atractivos. Su estilo artístico recuerda a bocetos victorianos dibujados a mano, con líneas suaves y fondos que parecen manchados de té. Este enfoque minimalista le da al juego una personalidad única. Cada escenario está cuidadosamente diseñado para evocar una atmósfera acogedora y anticuada, que combina perfectamente con la temática del siglo XIX.

El uso del color es sutil. Predominan los tonos beige, marrones y sepia, lo que refuerza la sensación de antigüedad. Las animaciones son simples, pero expresivas, transmitiendo la torpeza y el encanto de los personajes. Aunque visualmente modesto, el juego destaca por su coherencia artística. Todo en él parece formar parte del mismo universo absurdo y elegante.

 

 

En el apartado sonoro, el juego brilla por su sutileza. La banda sonora está compuesta por melodías suaves, principalmente de piano y cuerda, que acompañan sin distraer. Los efectos de sonido refuerzan la sensación de estar en una nave impulsada por vapor, con crujidos, silbidos y engranajes chirriantes.

La narración, realizada con voz inglesa, aporta autenticidad y humor. El tono pausado y formal de los protagonistas contrasta con las situaciones ridículas que enfrentan, lo que genera momentos cómicos naturales. Este contraste entre lo serio y lo absurdo es una de las marcas más distintivas del título.

 

 

Rejugabilidad y duración de 39 Days to Mars

 

 

Uno de los aspectos más interesantes de 39 Days to Mars es su rejugabilidad. A pesar de su corta duración —unas dos horas por partida—, el juego invita a repetir la experiencia varias veces. Esto se debe, en parte, a la presencia de logros y eventos alternativos que solo se desbloquean en partidas sucesivas.

Cada recorrido puede ofrecer pequeñas variaciones en los diálogos o situaciones, lo que mantiene el interés del jugador. Además, el simple hecho de cambiar de compañero en el modo cooperativo transforma la dinámica. Ninguna partida se siente exactamente igual, ya que la comunicación y el trabajo en equipo varían con cada jugador.

 

 

El modo solitario también añade un reto adicional para los que buscan una experiencia más exigente. Sin embargo, este enfoque no es el ideal para todos. Los controles duales pueden resultar confusos y, en algunos casos, frustrantes. El propio juego sugiere jugar acompañado, y con razón: la cooperación es el núcleo de su diseño.

Aunque algunos puzles pueden volverse repetitivos, la satisfacción de resolverlos y la atmósfera cómica del juego hacen que repetir la aventura siga siendo entretenido. No obstante, quienes busquen una experiencia larga o compleja quizás sientan que el juego se queda corto.

 

 

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Conclusión

 

 

39 Days to Mars es una joya discreta dentro del género de puzles cooperativos. Su diseño artesanal, su estética victoriana y su humor peculiar lo convierten en una experiencia encantadora, especialmente cuando se juega en compañía. Cada rompecabezas está pensado para fomentar la comunicación y la cooperación, ofreciendo una sensación de logro constante.

Sin embargo, no está exento de defectos. Su corta duración, algunos controles imprecisos y las tareas domésticas repetitivas pueden disminuir la experiencia. Además, su modo individual, aunque funcional, resulta innecesariamente complicado y frustrante. El juego brilla cuando dos jugadores comparten sofá, risas y errores.

A nivel audiovisual, ofrece una presentación coherente y elegante. Su estilo de ilustración, su ambientación sonora y su tono narrativo transportan al jugador a una época pasada, llena de inventos absurdos y exploradores soñadores.

En definitiva, 39 Days to Mars es un título pequeño, pero con mucho corazón. Es ideal para quienes buscan una experiencia relajada, cooperativa y con un toque de humor británico. Puede no ser un viaje épico a Marte, pero sí una travesía memorable, llena de ingenio, té y camaradería.

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39 Days to Mars

6.5 Score

PROS

  • Excelente modo cooperativo local.
  • Diseño artístico bonito.
  • Puzles ingeniosos y variados.
  • Gran ambientación sonora.
  • Menús y subtítulos en español.

CONS

  • Duración muy corta.
  • Modo individual algo frustrante.
  • Falta de explicaciones en algunos puzles.
  • Voces en inglés

Review Breakdown

  • Jugabilidad 0
  • Mecánicas 0
  • Gráficos 0
  • Audio 0
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